Soy mamá de una hija y de un hijo, cuando mi hija tenía l8 años nos dijo que estaba enamorada!!
El asunto es que estaba enamorada realmente, pero de otra mujer!!
La conmoción surgió y dio paso al miedo, a la culpabilidad y a preguntarnos constantemente y sin pausa: ¿Qué habíamos hecho mal?...¿Porqué nos pasaba esto?...¿porqué ella, nuestra nena adorada, nuestra chinita linda, podía estar enamorada de otra mujer?...
Realmente la ignorancia es la madre de muchos atropellos, la ignorancia que viene desde la escuela, que se valida con la religión cristiana, deviene en la aceptación conciente o inconciente de muchos prejuicios, de mitos absurdos y de muchos conflictos sin sentido.
Porque por nuestra propia ignorancia y por nuestros temores vivimos, a partir de entonces, muchos días de angustia, de pena, de peleas constantes y sin pausa con nuestra adorada hija.
Personalmente, como mamá, como mujer, como profesional, no podía ni quería abrir mi mente y mi corazón para aceptar a mi hija.
Como mamá, como mujer, como profesional quería comprender, entender, saber que era lo que le sucedía a mi hija.
Tenía la idea de que si me oponía a ella y a sus ideas homosexuales podía lograr que cambie. Pensaba que, con ayuda de un psiquiatra quizás o de médicos, y análisis químicos y todas esas cosas podríamos lograr que ella cambiase de orientación sexual y decidiera al fin ser como todo el mundo, ser “normal”.
Realmente fue un tiempo duro y de muchos conflictos.
Nuestra relación de pareja no se afectó muchísimo pero vivíamos una etapa de silencio y de distanciamiento con nuestra hija…vivíamos como nunca lo habíamos hecho ni hubiéramos querido hacerlo…ella lejos de nosotros y nosotros en un silencio doloroso y absurdo.
Hablábamos por teléfono, porque además ella vive lejos de nosotros, y sentíamos que realmente la estábamos perdiendo…tan lejos y, sin embargo, tan cerca de nuestros corazones y de nuestros pensamientos de cada día, de cada noche, de cada hora…
A pesar de todo ello no dejamos de viajar, veníamos cada quince días o cada fin de semana si era posible, porque de ningún modo queríamos alejarnos definitivamente, porque para nosotros la familia –nuestra familia-siempre ha sido lo más importante y lo más valioso, esos lazos dorados de amor y de ternura, de solidaridad, de seguridad, de fortaleza, nos permitieron, entre otras cosas, por ejemplo, superar en nuestra provincia los duros años de violencia, juntos.
Juntos habíamos sobrevivido y juntos queríamos seguir siempre.
Mi hija estaba y está enamorada de una jovencita hermosa e íntegra y lo reconozco así porque ella jamás alentó, en mi hija, ni ira ni rencor contra nosotros, pudo haber logrado que mi hija nos odiara y que se alejara aún más de nuestra familia, pero jamás lo hizo, al contrario ella y su familia le sirvieron de soporte y de consuelo para las largas horas de tristeza que vivimos juntos y separados.
La enamorada de mi hija, nos dio siempre lecciones de honor, de fidelidad, de integridad moral y psicológica, a través de ella también aprendimos.
Por el amor de las dos que era y es fuerte y constante, un buen día comprendimos que era absurdo seguir insistiendo en nuestra posición de padres “adoloridos”, de padres que querían comprender, entender, saber…simplemente decidimos que ya no más estudiar el asunto, ya no más tratar de entender las teorías y las especulaciones mil de las mil corrientes distintas, simplemente amamos a nuestra hija y la aceptamos como es ella.
La homosexualidad de mi hija ya no es motivo de miedos y angustias, su relación de amor le da felicidad y alegría y eso es lo que siempre hemos querido para ella!
Es increíble pero nuestras ideas sobre la homosexualidad estaban muy contaminadas, y digo que es increíble porque los dos, mi esposo y yo, somos personas “cultas”, profesionales, intelectuales, amamos la poesía, el arte, la belleza de la vida…y cuando la vida nos puso a prueba con esta nuestra hija homosexual, simplemente, no sabíamos ¿qué hacer?.
Si alguna gran lección hemos aprendido es que no debemos tomar decisiones apresuradas sobre los asuntos de las personas que más amamos en la vida; en el caso de la homosexualidad, no vale para casi nada, más que para información general, el estudiar las teorías y las corrientes sobre la misma…amamos a nuestra hija y lo que debimos hacer desde un principio era aceptarla y después intentar comprender en la medida de lo posible el asunto.
Al fin y al cabo existieron y existen en la historia del arte, de la ciencia, de la literatura, muchos homosexuales, hombres y mujeres que han sido y son seres humanos excepcionales y que han dejado maravillosos legados para la humanidad, allí están Leonardo Da Vinci, Marguerite Yourcenaire, Maria Elena Walsh, Michel Foucault, Oscar Wilde, Virginia Wolf, Marcel Proust, entre otros.
No es un asunto de orientación sexual, o de género, es un asunto de convivencia humana, de educación, de honestidad, de aprender a vivir en paz, con justicia, con moral, en libertad.
Comprender que el otro tiene derecho a seguir su propia naturaleza, aceptar que su naturaleza puede ser homosexual, bisexual o heterosexual, aceptar que sus sueños son diferentes a los nuestros, aceptar que no tenemos derecho a decidir sobre los sueños y el amor de nuestros hijos nos hace libres y nos ha dado además la medalla de padres más amados y más respetados también.